El frente anti-Brasil que quiere formar el presidente de un importante club sudamericano
Ignacio Ruglio, titular de Peñarol, impulsa una alianza entre clubes de Uruguay, Argentina y Paraguay para contrarrestar el trato desigual que perciben en el fútbol sudamericano.
El sorteo de la Copa Libertadores y la Copa Sudamericana 2025, celebrado este lunes en Asunción, marcó el inicio de un plan que algunos equipos sudamericanos, liderados por Peñarol, comenzaron a tejer para enfrentar los recurrentes episodios de violencia en Brasil y lo que consideran una respuesta desigual por parte de las autoridades y la Conmebol.
El detonante fue la detención de 23 hinchas del equipo uruguayo en Río de Janeiro durante la semifinal de la Libertadores 2024 ante Botafogo, en octubre pasado. Dos de ellos siguen presos, y el club, junto al gobierno uruguayo, aún lucha por su liberación, lo que desató la furia del presidente aurinegro, Ignacio Ruglio.
Ruglio propone formar un “frente anti-Brasil”, una alianza estratégica entre clubes de Uruguay, Argentina y Paraguay para reclamar equidad en el fútbol continental. Su crítica apunta a lo que describe como una doble vara: “Está mal si hay un gesto racista, pero es un drama total y después ellos pueden hacerte lo que quieran y es zona liberada. En Brasil te matan, te hacen cualquier cosa, te liberan zonas, y después uno hace un gesto y es un drama. Te cagan a trompadas, te dejan cuatro meses a la gente detenida y no pasa nada”.
Según el dirigente, los equipos brasileños gozan de privilegios arbitrales y judiciales que no se replican cuando los afectados son de otros países, y busca que este bloque presione a la Conmebol para uniformar criterios.
El malestar no es solo futbolístico. La hinchada de Peñarol mantiene viva la causa con mensajes como “No se olviden de los pibes”, exhibido en la asunción del presidente uruguayo Yamandú Orsi.
El gobierno de Orsi, con apoyo de la vicepresidenta Carolina Cosse, elevó el reclamo a nivel diplomático, pidiéndole a Lula da Silva que los procesados puedan cumplir su espera en Uruguay, una gestión aún sin resolución. Mientras tanto, se avanza en su estrategia, sumando apoyo entre clubes vecinos para desafiar lo que ven como una hegemonía brasileña favorecida en el fútbol sudamericano.
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