"Nadie quiere esto": Netflix brilla con su nueva serie con Kristen Bell y Adam Brody
Dos actores de renombre y una producción que definitivamente sabe sobre comedias románticas old school. "Nadie quiere esto", la nueva serie que no te podes perder.
Adam Brody y Kristen Bell en Nadie quiere esto.
Por Noe Ríos
Cuando dos potencias se juntan es imposible no encontrarse con un éxito a la hora de ver una serie y, definitivamente, Kristen Bell y Adam Brody saben lo que hacen cuando están delante de una cámara. Dos actores que no solamente promueven a un público joven adulto, sino también a grandes mazas alrededor del mundo. Y, en un principio siempre imaginé que ellos dos iban a ser los únicos encargados de hacer de "Nadie quiere esto", la nueva serie de Netflix, un éxito. Pero, una vez más, quedó demostrado que las rom coms se levantaron de una abrupta caída y ahora son mucho más sólidas, desafiantes y contemporáneas, algo que quienes crecimos con "El diario de Bridget Jones" u "Orgullo & Prejuicio" como estandarte, necesitábamos.
Con su artillería de encanto, carisma, belleza, sonrisas y, por supuesto, inteligencia, Adam Brody y Kristen Bell son, en "Nadie quiere esto", una pareja dispareja con un conflicto de por medio, quizás un poco cliché, como es la religión, pero que es utilizado con astucia y audacia. La serie, de 10 episodios de 30 minutos cada uno, sigue la improbable relación entre Joanne (Kristen Bell), una podcaster agnóstica dedicada a diseccionar las complicaciones de las citas en el mundo moderno y a Noah (Adam Brody), un rabino que acaba de salir de una relación fallida.
Una trama clásica, pero que Erin Foster, su directora, supo darle lo que, en criollo se conoce como "una vuelta de tuerca" para que se distinga con la sutileza con la que aborda las tensiones entre el deber religioso y la espontaneidad emocional. En un mundo donde las relaciones humanas están constantemente en tensión entre la autenticidad y las expectativas sociales, esta historia en su desarrollo constante, representa los desafíos y las contradicciones del amor moderno. Y, son justamente los protagonistas, quIenes saben dividir estos aspectos con su talento.
Noah, con el trabajo digno y sublime de Adam Brody está lleno de sombras que se desaparecen, cuando conoce a Joanne. Él entra en una división inesperada entre su compromiso con la fe y sus deseos más personales. Es ella, justamente, quien le pone en duda todas las creencias con las que creció, mientras que el personaje de Kristen Bell es la viva imagen de la mujer moderna, pero que detrás de esa espontaneidad y seguridad, hay una fragilidad emocional y tensión proveniente de varias decepciones. Con una relación que termina siendo un campo minado para ambos, su química es evidente, al igual que su carisma que hace de esta serie, algo irresistible.
Con un equilibrio entre la vulnerabilidad y el humor soso y sarcástico, los protagonistas son dueños de un camino que es una montaña rusa de emociones, con los clichés necesarios, pero también con la autenticidad que una comedia romántica sólida y atractiva necesita. Erin Foster, además de haber apostado fuerte con sus protagonistas, lo hizo con su guion que es, para mi corazón, una conexión directa con "Fleabag". Pero, la gran diferencia, es que esta serie, no sólo por las inteligentes y buenas interpretaciones, sino también por fortaleza narrativa, está llena de verdad emocional.
Es un tira y afloje constante con una evolución rápida de un romance en pleno declive por un obstáculo como la religión. La privacidad, la transparencia y la comedia son tres puntos fundamentales de esta tira que sirve como escape, al mejor estilo "Cuando Harry conoció a Sally" y es una alegre, pero necesaria visión alternativa al tema de los polos opuestos. "Nadie quiere esto" es comodidad, alegría y calidez en una entrañable comedia romántica.
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