El iceberg más grande del mundo quedó inmovilizado cerca de las islas Georgias del Sur

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El A23a, una colosal masa de hielo de 3.360 kilómetros cuadrados y 1.000 millones de toneladas, dejó de moverse a 73 kilómetros de la isla.

El iceberg más grande del mundo, conocido como A23a, se ha detenido cerca de las islas Georgias del Sur, luego de meses de desplazamiento impulsado por corrientes oceánicas. Este coloso de hielo, que se desprendió de la plataforma antártica en 1986, permaneció inmóvil durante más de tres décadas hasta que en diciembre de 2024 comenzó a moverse nuevamente.

El avance de este bloque gigante de hielo generaba preocupación por los posibles efectos en la fauna local luego de una posible colisión con la tierra firme, especialmente en las colonias de pingüinos y focas que dependen del acceso al mar para alimentarse. Este sábado se quedó atrapado en los sedimentos y no se ha movido desde entonces.

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Según el British Antarctic Survey, el A23a se encuentra encallado a unos 73 kilómetros de la isla, lo que, de mantenerse, evitaría un choque con aguas poco profundas que podría alterar el ecosistema. "Si el iceberg sigue en esta posición, es poco probable que tenga un impacto significativo en la fauna local", explicó el oceanógrafo Andrew Meijers, quien monitorea la situación a través de imágenes satelitales.

El iceberg tiene una extensión de 80 kilómetros de largo y una superficie total de 3.360 kilómetros cuadrados, lo que lo convierte en uno de los más grandes jamás registrados. A inicios de febrero, imágenes satelitales mostraron que una porción de 19 kilómetros de longitud se desprendió del bloque principal, lo que sugiere que el proceso de fragmentación ya ha comenzado.

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Los expertos advierten que, si bien su deshielo podría liberar nutrientes que beneficien el ecosistema marino, su fragmentación también supone un peligro para la navegación y la actividad pesquera en la región. "Los icebergs de este tamaño pueden tardar años en desintegrarse por completo, y su movimiento impredecible representa un desafío tanto para la fauna como para las operaciones humanas en la zona", señaló Meijers.

El A23a es un claro recordatorio de los cambios que se producen en el océano Austral y el impacto del calentamiento global en las plataformas de hielo antárticas. Su destino final sigue siendo incierto, pero su presencia en el Atlántico Sur continuará siendo objeto de estudio para la comunidad científica. Habrá que estar atentos... ¿Se liberará? ¿Quizás sea aquí donde veamos cómo se desintegra el megaberg?

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