La nobleza del papa Francisco con los animales: las imágenes que muestran su amor por los perros
El sumo pontífice es despedido por el mundo entero por estas horas y las distintas particularidades de su vida han salido a la luz. Mirá.
El papa Francisco y su amor por los perros.
Mientras el mundo despide y llora al papa Francisco -fallecido este lunes a las 7:35 de la mañana (hora Roma)-, las diferentes particularidades de su vida comenzaron a cobrar fuerza. Una de las aristas de la personalidad del sumo pontífice tenía que ver con su amor por los animales.
De hecho, en su oportunidad la máxima autoridad de la Iglesia Católica había declarado que "no son objetos", sino "criaturas con alma". Esta declaración apuntaba a la importancia de considerar que tener un animal trasciende la mera posesión, invitando a una relación basada en la empatía y el cuidado.
Sin embargo, quien fuera el máximo referente del catolicismo también realizó críticas a una sociedad moderna que prefiere tener perros u otros animales domésticos, en vez de hijos. En un video difundido por CNN en Español, expresó su preocupación por esta tendencia: "Hay familias que tienen dos, tres perros, gatos... y cuando no hay esto, finalmente no hay hijos. No hay humanidad".
Pese a esto, Francisco sabía del valor de los perros y las diferentes mascotas y la importancia de cuidarlas y amarlas como merecen. De hecho, un video suyo jugando con un perrito fue viralizado en redes sociales, dejando en evidencia su amor por los canes.
Quién es la monja que rompió el protocolo y lloró frente al féretro del papa Francisco
Mientras los cardenales y obispos le daban el último adiós al papa Francisco uno por uno y respetando un muy estricto protocolo de seguridad, una monja de 81 años conmovió a todos al pararse frente al féretro. A diferencia de todos los que se despedían a la distancia y seguían su camino, esta mujer se quedó parada, a un costado, y comenzó a llorar. Se mantuvo allí varios minutos, casi inmóvil.
Sor Geneviève Jeanningros, religiosa de las Hermanitas de Jesús, se acercó con paso discreto, mochila al hombro y gesto conmovido, hasta uno de los laterales del féretro. Durante siete intensos minutos rezó y lloró en soledad sin que nadie osara interrumpir ese momento íntimo. La Guardia Suiza la dejó estar allí, como si supieran que esa escena era exactamente lo que el Papa hubiese querido.
Genevieve es parte de la orden de las Hermanitas de Jesús y es sobrina de Léonie Duquet, una de las monjas francesas secuestradas durante la última dictadura en Argentina.
El gesto de Geneviève no fue una simple muestra de afecto, sino una despedida sincera de una amistad profunda. Fue una escena fuera del protocolo, pero cargada de sentido. Porque ella no fue una más entre la multitud: era alguien que Francisco la llamaba con cariño su enfant terrible. Una mujer de fe rebelde que se convirtió en un símbolo del abrazo más inclusivo de este pontificado.
A pesar de que no formaba parte del rígido protocolo que obligaba a los cardenales, obispos y personal del Vaticano a ser los primeros en dar el adiós al pontífice, nadie se atrevió a decirle a la religiosa que ese no era su lugar y allí permaneció durante varios minutos.
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