Urgente: recuperan el tomo clave de la Primera Enciclopedia de Tlön de Jorge Luis Borges
El mexicano Jorge Volpi coordinó la redacción del onceno tomo, con la participación de 20 jóvenes “tlönistas” de Hispanoamérica y edición facsimilar del sello español Páginas de Espuma.
Hace ocho décadas aparecía ‘Ficciones’, la colección de cuentos más célebre de Jorge Luis Borges. El volumen contenía la versión definitiva de uno de los textos emblemáticos del argentino: “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius”, que por primera vez había visto la luz en el número 68 de la revista Sur, correspondiente a mayo de 1940.
Se trata de un relato en los que la narrativa borgeana alcanza los mayores logros para la lengua castellana y la literatura universal, que ha fascinado y fascina tanto a lectores como a críticos e investigadores de todo el mundo, quienes siguen auscultando en sus entresijos.
Compilado aquel mismo 1940 en la ‘Antología de la literatura fantástica’, del propio Borges, Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares, es el autor de ‘La invención de Morel’ quien en el prólogo a esta colección califica al cuento como “fantasía metafísica” donde “lo fantástico está, más que en los hechos, en el razonamiento”.
En concreto, Borges refiere en este relato al onceno tomo de la ‘Primera Enciclopedia de Tlön’, que a su vez refiere a un “tercer planeta” y a un país donde termina desplegándose todo el universo borgeano; un mundo de fluidez inconcebible donde “las cosas se duplican” al tiempo que “propenden asimismo a borrarse y a perder los detalles cuando los olvida la gente”.
“Es clásico el ejemplo de un umbral que perduró mientras lo visitaba un mendigo y que se perdió de vista a su muerte. A veces unos pájaros, un caballo, han salvado las ruinas de un anfiteatro”, nos anoticia Borges.
El onceno tomo rescatado por Jorge Volpi y veinte autores hispanoamericanos
Y bien, esa singular rareza apócrifa de un falso país, ese tomo onceno de la maravillosa ‘Enciclopedia…’ acaba de tomar vida de la mano de Jorge Volpi, quien decidió rescatar la idea borgeana en una edición falazmente facsimilar del volumen, que ha llegado a sus manos tras mucho tiempo de búsqueda y fruto de una casualidad que transcurre en los límites entre lo real y lo imaginario.
Editado por el sello español Páginas de Espuma, estamos ante un artilugio que replica forma y fondo de ese ya mitológico onceno tomo, de un total de cuarenta, que va desde “Hlaer” a “Jangr”, con textos de una nueva generación de “tlönistas” integrada por 20 jóvenes redactores iberoamericanos todos menores de 40 años, uno por cada país de lengua hispana, coordinados por el escritor mexicano.
Entre los autores están Marina Closs (Argentina), Carlos Fonseca (Puerto Rico), Gabriel Mamani Magne (Bolivia), Lorena Salazar Masso (Colombia), Daneirys Machado (Cuba), Paulina Flores (Chile), Natalia García Freire (Ecuador), Fátima Villalta (Nicaragua), Andrea Chapela (México), Miluska Benavides (Perú) y Gonzalo Baz (Uruguay).
También Alejandra Marín (Costa Rica), Michelle Recinos (El Salvador), Irene Reyes-Noguerol (España), Rodrigo Fuentes (Guatemala), Luis Lezama (Honduras), Nicolle Alzamora (Panamá), María Pía Escobar (Paraguay), Scarlet Sánchez (República Dominicana) y Leonardo Mendoza Rivero (Venezuela).
Todos ellos acometieron exitosamente la titánica tarea que —según el narrador del cuento— expone Alfonso Reyes: “harto de esas fatigas subalternas de índole policial, propone que entre todos acometamos la obra de reconstruir los muchos y macizos tomos que faltan: ‘ex ungue leonem’. Calcula, entre veras y burlas, que una generación de ‘tlönistas’ puede bastar.”
De qué trata “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius”
Todo comienza con un artículo sobre Uqbar que Bioy Casares cita del volumen XXVI de ‘The Anglo-American Cyclopaedia’ durante un encuentro con Borges en una quinta de Ramos Mejía. Ante el espejo que los acechaba desde el fondo del corredor, “Bioy Casares recordó que uno de los heresiarcas de Uqbar había declarado que los espejos y la cópula son abominables, porque multiplican el número de los hombres”.
Esa cita, sin embargo, no aparece en otras ediciones de la mencionada enciclopedia, sino solo en la de 1917, con “cuatro páginas adicionales (que) comprendían al artículo sobre Uqbar”. El narrador nota que, según ese artículo, “la literatura de Uqbar era de carácter fantástico y que sus epopeyas y sus leyendas no se referían jamás a la realidad, sino a las dos regiones imaginarias de Mlejnas y de Tlön...”
Ya en la Biblioteca Nacional, “en vano fatigamos atlas, catálogos, anuarios de sociedades geográficas, memorias de viajeros e historiadores: nadie había estado nunca en Uqbar”. Luego, a través del azar y de “fatigas subalternas de índole policial”, se llega a ‘A First Encyclopaedia of Tlön’, en cuya “primera página y en una hoja de papel de seda que cubría una de las láminas en colores había estampado un óvalo azul con esta inscripción: Orbis Tertius”.
En ese volumen improbable de 1001 páginas —tantas como las noches de Scheherezade y el sultán Shahriar (es decir, de infinitas páginas)— el narrador descubre “la historia total de un planeta desconocido, con sus arquitecturas y sus barajas, con el pavor de sus mitologías y el rumor de sus lenguas”.
“Con sus emperadores y sus mares, con sus minerales y sus pájaros y sus peces, con su álgebra y su fuego, con su controversia teológica y metafísica. Todo ello articulado, coherente, sin visible propósito doctrinal o tono paródico”, dice Borges. Se trata de la obra mayor de los hombres, consistente en la “gigantesca idea” no de crear un país como Uqbar, sino un “planeta ilusorio”, un vasto “tercer mundo” y su enciclopedia de 40 volúmenes.
“Tlön será un laberinto, pero es un laberinto urdido por hombres, un laberinto destinado a que lo descifren los hombres”, nos advierte el narrador hacia el final del relato. Y los hombres todavía tratan de descifrarlo…
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